jueves, 13 de marzo de 2008

Un adelanto de su libro "Grietas"

- Secuestran a la hija de un empresario. Martina Gandolfo fue secuestrada a la salida del colegio. Es la hija del empresario Roberto Gandolfo, dueño del banco Grand Bapre.
- No vamos a negociar con delincuentes. Lo dijo el presidente kischner luego de darse a conocer los reclamos del grupo autodenominado Maldonado Da Silva, responsables del secuerstro de Martina Gandolfo.
- No aceptaremos extorsiones de ningún tipo. Estas fueron las palabras del presidente de la nación cuando se le consultó sobre el caso de Martina Gandolfo.
- Ciento cinco días sin pistas de Martina. Hay muy pocos datos sobre el paradero de Martina Gandolfo fuera de los hechos descubiertos en los primeros días
- Un cadáver en un auto.
- Ninguna pista de dónde se ocultan, ningún nombre.
- Profesor desaparecido es el primer sospechoso. Federico Martín Bustos profesor de Martina, desapareció dos días antes que su alumna y sería el primer sospechoso del secuestro.
- “Lo que sucede en el norte es una vergüenza”. Los secuestradores de la niña Gandolfo exigen que el dinero del rescate se destine a mejorar el norte del país.
- Martina no estaría en Buenos Aires. La Side supone que el grupo Maldonado Da Silva estaría en el interior del país junto con la niña.
- Rastrillaje por toda la extensión territorial.
- Martina sin aparecer.
- Cuba mostró a favor de la revolución Maldonado Da Silva.
- EE.UU. indignado.
- Una niña amenazada de muerte si no se solucionan problemas sociales en Argentina.
- Un país dividido por una niña. Las ideas, métodos y amenazas del Dr. Hyde y su grupo de secuestradores dividen a la opinión pública.
- ¿Donde están?

miércoles, 5 de marzo de 2008

El Autor

Luis Alexis Leiva es un estudiante intermitente de la carrera de letras. Lector ecléctico y compulsivo, compuso sus primeros poemas a los 13 años, y desde entonces convirtió la escritura no ya en un pasatiempo, sino más bien en un vicio obsesivo, una terapia, una forma de afrontar la vida, muchas veces enferma.
Vivió su infancia y adolescencia en un barrio de la localidad de Don Torcuato, mudándose luego... a una habitación que se construyó en el fondo de la misma casa paterna.
Creó sus poemarios como si armara un disco de música conceptual y desarrolló su poesía hasta llegar a la narrativa que ya conocemos en sus novelas: un estilo entre poético, surrealista y suburbano.
Incursionó en diferentes disciplinas artísticas como la música, el dibujo, el teatro. Pero siempre su pasión fueron los libros. “Si no fuera por la literatura hoy estaría internado en un neuropsiquiatrico” dijo alguna vez en un reportaje no editado.
Siempre fue un alumno destacado y nunca sus habilidades pasaron desapercibidas. Su primer profesor secundario de Literatura dijo: El primer día que lo vi, pensé “Dios mío, qué pibe más feo, pobrecito…”
A los 8 años leyó su primer lectura seria: Cuentos Completos de E. A. Poe. Encerrado en su habitación pequeña, deleitaba su precoz y morbosa mente con las oscuras palabras del maestro del terror. Luego, con los años, vinieron Kafka, Wilde, Cortazar (principal inspiración), Girondo, Borges, Lorca, Unamuno… y así.
En su búsqueda por la erudición con la que no nació, trató siempre de no perder contacto con el origen de sus raíces barriales; por esta razón, también su poética estuvo matizada con la lírica de ciertas bandas del llamado Rock nacional.
Este diálogo extraído de un encuentro cotidiano en la esquina de su casa ejemplificará sus raíces barriales bonaerenses.
Vecino: ­­­– ¡Eh! ¡qué te hacé el filosofo, vo’… recatate y vamo a tomar una birra… Ptuff!!
LAL: - … eh, bueno… pero pagá vos.

Es difícil hablar sobre la vida de un hombre sin caer en el aburrimiento de los datos históricos. Sobre todo si es acerca de alguien que pasó toda su vida tratando de crearse a sí mismo, de ser el personaje que siempre quiso ser.
Tal es el caso de Luis Alexis Leiva, quien desde la nada erudita ciudad de Don Torcuato, desde ese barrio siempre pobre y necesitado, construyó en sí mismo a su más ambicioso personaje. No importan los lugares, las fechas, las herencias, ni nada de lo que puede tranquilamente ocuparse algún obtuso y puntilloso historiador. Lo verdaderamente importante es este gran esfuerzo por convertirse en un gran escritor, a puro malabares de cabeza dura, a puros empujones, a fuerza de negar la realidad y por esto a pura y autentica demencia.
“La única manera de devolver todo lo que la literatura hizo por mi persona es convirtiéndome en un gran escritor, para hacer sentir a otros lo que mis grandes escritores me hicieron sentir a mi” dijo alguna vez. Y con esta frase signó su futuro en la miseria.


Tendríamos que poner esta biografía en el guión de una película pues nada de lo ocurrido en la historia de LAL puede ser tomado como real.
Un inmigrante español se cruzó con una indígena en un viaje increíble, en busca de un misterioso ídolo prehistórico hecho de amatista, en los montes norteños de lo que después se llamó Argentina. De esta cruza salió el ilustre pero olvidado criollo llamado Don Domingo Estanislao Bustos… la descendencia Bustos se extendió hasta alcanzar la rama de los Bustos Aringarosa en la pujante ciudad de Córdoba. El vástago más chico de esta última familia de Bustos tuvo una hija con la empleada domestica llamada Eulogia Franco. Esta hija desheredada, Luciana Franco fue luego criada en un pueblo perdido de Catamarca, y al irse a vivir a Buenos Aires en busca de trabajo, se casó con un montonero retirado llamado Ernesto José Leiva. Este matrimonio, luego de varios años de convivencia, tuvo como segundo hijo a LAL, nuestro escritor en cuestión. Este, contrariando toda esa sangre luchadora o revolucionaria que heredaba por su familia directa, solo se dedicó a la literatura y a las artes. Esta es su primer novela editada.

(Los hechos y los nombres de esta biografía fueron alterados para proteger la identidad de los personajes involucrados, a fin de dar mayor veracidad a lo anteriormente inventado)